viernes, 11 de marzo de 2011

La estatua viviente...

Un admirador de arte se enamoró de una escultura,
la estatua era una mujer de rasgos fuertes, mirada profunda y
majestuosa figura.

El incauto deseó que esa mujer existiera,
y apareció el Oscuro con una propuesta embustera,
pues su deseo se cumplirá
sólo si su alma entrega a Satanás.

Haciendo sumas y restas el buen hombre decidió aceptar,
ya que la muerte es una costumbre que a todos ha de llegar.
¡Qué importa lo que pasará mientras en vida pueda disfrutar!
Una vez cerrado el trato la estatua vida cobró
Al instante siguiente la mujer al hombre asesinó.

El incauto nunca se enteró
Que no era la diosa del amor
Sino que la divinidad era la Crueldad
Y su deseo terminó en fatalidad.

A pesar de eso, el final es risueño
Ya que todos cumplieron su sueño:
La estatua cobró vida para el ingenuo,
La Diosa de la Crueldad liberó su instinto malicioso,
Y Satanás tomo el alma del pobre ambicioso.


Moraleja: Nunca confíes en una estatua viviente...