viernes, 10 de mayo de 2013

Finales inesperados, comienzos pensantes...

Siempre hablo de los caminos que uno toma,
de las decisiones que tenemos que tomar a medida que avanzamos.

Uno está en constante cambio,
más que nada cuando se es joven.
Y a veces los cambios nos duelen,
nos hacen llorar, nos hacen sufrir.
Pero, como me suelen decir y como suelo decir,
no hay mal que por bien no venga.

En la vida, las cosas siempre pasan por algo.
Siempre que algo terminó,
algo nuevo se avecina.

Es normal que al principio nos consuma el dolor,
la amargura de haber perdido el bienestar.

Los recuerdos lindos que tenemos
nos llevan a las lágrimas
de pensar en el hecho de no volverlos a vivir.
Los recuerdos malos nos generan rencor,
nos generan ganas de gritar,
de no haber podido ser
lo suficientemente inteligente
para evitar todo eso. 

Pero la vida, consta de eso,
de equivocarse, aprender
y volver a empezar.

Algo importante para tener en cuenta,
cuando uno está así,
terminando un camino
y tratando de empezar otro,
aparecen todas las personas que
siempre estuvieron a tu lado,
tomando el camino que estás arribando,
y dándote consejos para comenzar otra vez.

Esas personas, son nuestros verdaderos amigos,
nuestros guardianes,
a los cuales debemos estar agradecidos
por no abandonarnos a pesar de las situaciones.

Algunas personas les van a decir
que se olviden,
que traten de no recordar.
Yo les digo lo contrario.
No se olviden de nada,
todo es una lección.




"Algunos caminos se separan, para volverse a juntar en otro momento, o para llegar a un mejor lugar"