La vida suele darnos
lecciones todo el tiempo.
Nos da lo mejor si así lo deseamos,
y nos lo quita con la misma facilidad.
Quizás, todo el dolor
que alguna vez sufrimos
es por algo.
Tal vez, lo merecemos.
Uno no se da cuenta
pero a veces
las palabras hieren más
que los golpes.
Nadie nos enseña
a ser felices,
tampoco nos enseñan
a sufrir.
Pero cuando lo sentimos,
cuando sentimos felicidad,
cuando nos sentimos tristes,
lo recordamos.
Guardamos todo eso
para aprender
a comparar
lo que queremos de lo que no.
Pero, ¿qué es mejor?
guardar lo bueno,
al amor, al estado puro de felicidad,
o guardar lo malo,
el rencor, la tristeza, el sufrimiento?...
Nadie nos enseña
como vivir,
como amar,
como olvidar,
como perdonar...